Hay veces que los planetas se alinean para producir verdaderas casualidades. Tal es el caso que ha sucedido, con un alineamiento casual pero pertinente.
Además de contestar al post de Felix con un comentario que describe un caso ficticio en el que incluyo unos ejercicios para el que se anime, recomiendo leer en Administración 2.0 el artículo de Pedro Maestre, titulado «Los nuevos niños de azotes» del que reproduzco fragmentos que interpreto libremente (espero que a Pedro no le importe ya que su artículo original se puede leer en la referencia anterior ) .
En las cortes alemanas del siglo XVII había implantado un peculiar sistema consistente en que cuando los príncipes cometían alguna falta y había que proceder a castigarlos merecidamente, los azotes se les daban no a los príncipes sino a unos niños, también nobles, especialmente destinados a este fin y a los que se conocía como “niños de azotes”. ….
La historia viene a cuento porque me da la sensación, o más bien la seguridad, de que el papel de los nuevos “niños de azotes” lo están asumiendo, casi institucionalmente, los profesionales informáticos.
MMA-: Pedro más bien señala a la informática pero en la Administración queda claro que la culpa es de los informáticos. No sólo son culpables de que no funcionen las cosas, también son culpables de que los príncipes no la entiendan, de hacer juguetes evolucionadas, de que no se usen o de que se usen mucho, de que se gaste o de que no se gaste el presupuesto. !!Da igual!! Los informáticos son culpables y hay que darles los azotes (o cesarles). Los príncipes sin embargo nunca reciben los azotes, pues si alguien osara se quejan al Rey.
Cuenta Pedro que:
Este sistema se intentó implantar en Francia pero el rey Enrique IV, el de París bien vale una misa, no lo consintió. En una carta escrita por este rey el 14 de noviembre de 1607 escribe: “Deseo y ordeno que el delfín sea castigado siempre que se muestre obstinado o culpable de una mala conducta; por experiencia personal sé que nada aprovecha tanto a un niño como una buena paliza”…
Si cuando algo no funciona, como decía Enrique IV, la paliza la recibiese el responsable real del daño causado, se evitarían muchos problemas y la gestión de las organizaciones sería mejor. Si se gasta mucho dinero en informática la culpa siempre es de los informáticos.
Si se cuantificase el dinero que se gasta en informática como consecuencia de la indeseable forma de actuar de muchos gestores, tal vez los azotes se le tendrían que dar al gestor ….; pero como siempre el malo es el informático se le pueden seguir dando azotes, ahora, eso sí, el usuario nunca se corregirá y se tendrá que seguir castigando a los pobres “niños de azotes”.
MMA-: Por algo Francia es la cuna de la «Liberté, égalité, fraternité «. Libertad para expresar y no someterse al miedo. igualdad para que la Ley sea aplicada a todos por igual ya sea para proteger o para castigar. La Fraternidad es una obligación moral más bien colectiva de unión. En tres palabras se resume un código de conducta justa y ética. Algunos príncipes deberían recibir azotes por su obstinación en no aplicarlo y su mala conducta.
Bien es verdad, que entre los informáticos hay bastantes masoquistas y en lugar de poner en evidencia las responsabilidades de los demás parece que disfrutamos asumiendo responsabilidades y azotes que no nos corresponden. Conviene insistir en la necesidad de dedicar tiempo a registrar todo lo que hacen otros para que pueda ponerse en evidencia que las incompetencias y fallos también las hacen otros. No se trata de echar culpas a nadie sino de conseguir que todos los que participan en un proyecto informático pongan su esfuerzo y atención para que salga lo mejor posible y sabiendo que los fallos se podrán imputar a los que los cometan y no solo a los informáticos.
MMA-. Si alguno es masoquista le regalo mis azotes (ni los merezco ni los quiero). En lo que discrepo con Pedro es en dedicar tiempo a registrar. Por muchas evidencias de incompetencias y fallos que haya, s’il n’y a pas de l’égalité il donne la même chose. No se trata de echar las culpas a nadie ni de convertir al mendigo en príncipe, se trata de que los azotes y los caramelos se los lleve quien los merece ¿o no?.
Categorías:Funcionario, Gobernanza, Tecnologías de la Información
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