La consultora Deloitte, publicó hace unas semanas el resultado de una encuesta sobre transformación digita, realizada a cerca de 1.200 servidores públicos en 70 países diferentes. El estudio propone 3 dimensiones para identificar el nivel de madurez digital de la organización: personal, procesos y nivel de preparación.
Uno de los resultados del informe The Journey to Government’s Digital Transformation es constatar que las tecnologías digitales están perturbando el sector público (lo comentaron 3/4 parte de los encuestados). Un cuanto al avance en transformación digital, el 13% considera que esta «madurando», pero la mayoría de los encuestados considera que su organización se encuentra en una fase temprana de desarrollo de la TD.
Dos conclusiones que no me resultan sorprendentes son, la baja satisfacción de muchos de los encuestados, con la capacidad de su organización para responder a las tendencias digitales, y la percepción que tienen de que la presión para el cambio viene, sobre todo, del ciudadano. Se constata que la acción de la administración, en todos los países, es lenta y reactiva.
Otra conclusión a destacar es la importancia de tener una clara estrategia digital combinada con el liderazgo capaz de conducir la transformación y el establecimiento de una cultura digital. Aunque no es nuevo conviene repetirlo en cada informe porque se nos olvida. Y prueba de ello es el ejemplo de fracaso que expone: el bajo rendimiento que se obtuvo del esfuerzo de poner computadoras en las escuelas porque no fue acompañado por cambios culturales en la enseñanza para que los métodos que se adaptaran a la tecnología.
No puedo estar más de acuerdo con que, el cambio cultural y la capacitación digital, son los factores olvidados en todas las estrategias. Este es el objetivo que he fijado para el año, y me alegraré si al final del mismo puedo decir lo de «objetivo conseguido«.
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