Me vienen a la memoria los juegos más populares de cuando iba al colegio. Aquellos a los que solíamos jugar en los recreos o después de la merienda. La función del juego es proporcionar entretenimiento y diversión, aunque también puede cumplir con un papel educativo. Y se me ocurre ver la relación entre estos juegos y los tipos de organización o ambientes laborales en los que nos movemos.
Jugábamos a menudo a lo que llamábamos «el huevo». Se pintaba un círculo en el suelo y dentro de círculo se metían todos los jugadores menos uno, que daba vueltas alrededor del círculo intentando tocar a alguno de los de dentro. Cuando conseguía su propósito se intercambiaba con el jugador al que había tocado. Mientras tanto, dentro del círculo los compañeros se apiñaban y podía suceder que todos se apoyaran para que todos se salvarán o que hubiera empujones para intentar salvarse a costa de exponer a otro compañero.
Otro juego era el de «las sillas» en el que siempre había una silla menos que participantes. Mientras la música sonaba, los jugadores giraban alrededor de las sillas siguiendo el ritmo. En el momento que la música paraba, cada jugador debía intentar sentarse en una de las sillas. El que no se sentara quedaba eliminado. La persona que controlaba la música tenía su parcela de poder ya que podía llegar a un acuerdo con un jugador de manera que siempre parase la música cuando éste estaba en una buena posición. En cualquier caso había empujones y los menos agresivos eran los primeros en ser eliminados.
Un tercero era el «escondite inglés» juego en el que te tienes que mover cuando el guardián del juego está de espaldas y permanecer inmóvil cuando éste se gira. En este juego la estrategia es individual: moverse mucho o poco, asumir el riesgo o no. En otros juegos el éxito dependía únicamente de la habilidad del jugador: el truque, las chapas o las canicas.
Hay organizaciones que se parecen a los juegos fomentando la cooperación o al contrario los empujones.
A diferencia de los juegos, que cuentan con reglas claras que cada jugador debe respetar a rajatabla si quiere participar en el juego y continuar siendo parte de él, las reglas en la organización pueden no estar claras. Así que entran en juego otras habilidades que, generalmente en los juegos infantiles, no aportan ventaja.
Yo todavía me siento niña.
Categorías:Inteligencia Emocional
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